Todos íbamos a ser Dioses...

Si nadie nos quiere, nos tenemos que querer nosotros...
Parece que esta es la premisa que los profesionales tienen...
Recuerdo a finales del año pasado, cuando fui a la titulación de médico cirujano de mi amigo Alejandro, escuché discursos de todo tipos (incluído el de Flanders), y todos coincidían en algo: El complejo de Dios que existe en cada uno de ellos.
"Sin los médicos el mundo sería imposible", y "Enseñarás esta profesión a tus hijos, y tus hijos a sus hijos", son frases que retratan este aire de superioridad que existe entre los discípulos de Hipócrates...
Llevo un par de semanas en un importante medio local, y veo que este complejo no se remite solamente a los galenos...
"Los periodistas decimos lo que pasa"... "Si nosotros no lo informamos, es porque esto no pasó"... Frases que apoyan mi teoría...
Y conozco abogados, ingenieros, arquitectos, profesores, que también corroboran mi tema...
Me hacen recordar un chiste, que hablaba de cuando cada parte del cuerpo peleaba por ser la más importante... La pelea se tornaba tan irritante, que la parte que todos menospreciaban, estuvo a punto de causar un colapso...
Pasa lo mismo con la sociedad... Y no creo ser el primero en decirlo: cada uno tiene su función... Y cada uno es importante para que el otro también viva, que también aporte...
Y es que vivimos en un mundo donde todos, y absolutamente todos, somos necesarios... Sin cada uno de nosotros, faltaría una parte, que terminaría afectando al otro, y este al otro, y así... sucesivamente
Y resulta, que en este mundo, donde "todos íbamos a ser dioses", nadie lo es...
Nadie... Excepto yo

