Thursday, October 27, 2005

El orgullo de ser lila...

Cinco años tenía...!!! No me dejaron elegir...!!!

Y se los agradezco...

Mi tío me tomó un Domingo (coincidiendo con su nombre), y le dijo a mi mamá: "Lo voy a llevar al estadio". No sabía lo que estaba provocando...

Llegamos al Regional (que en realidad se llama Municipal de Concepción), y sentados en la galería baja que da al Terminal de Buses (en realidad yo estaba de pie, porque sentado no veía nada, debido a mi baja estatura), solamente veía camisetas moradas, y negriazules. Todo el mundo gritaba, y yo algo entendía, porque crecí con una pelota en mis pies. No iban más de cinco minutos y ya estaba contagiado del ambiente. "Tío, tío, ¿por quién tengo que gritar?", fue mi pregunta, sin saber que la respuesta marcaría mi vida, a un punto que nadie se lo imagina. "Por los morados", y sin querer me enamoré.

Ese domingo de Marzo de 1986 se ganó un clásico tres a dos a Huachipato, y fue el comienzo de lo más grande de mi vida, de lo más importante.

Ese ritual se fue repitiendo quincena a quincena, y yo feliz... Hasta me peleaba con los rivales, sobre todos unos que andaban con camiseta aurinegra...

Un año después, para mi cumpleaños, recibí mi primera camiseta, sin número... Lloré por dos cosas: 1) Por la emoción del regalo, y 2) Porque no tenía número, y yo quería la 7, de mi ídolo, Eduardo Nazar...

Un 7 de cuero fue cosido a mi camiseta lila de algodón, que usaba orgullosamente con los shorts blancos con una delagada franja lila en los costados. Y mientras celebraba mi cumpleaños, Concepción le ganaba 2 a 0 a Rangers (unos huasos que nunca nos ganan) (talla para Juan Pablo). El siguiente paso fue cortarme el pelo a lo Eduardo Nazar (nunca lo ví realmente, así que creo seriamente que me vendieron la pomá' con el corte de pelo)... Y todavía me cortó el pelo así...

Un año después se dio otro paso: gracias a mi tío Oscar pude entrar por primera y única vez como mascota, en un empate cero a cero con Everton. Hoy, aunque ya no esté acá, quiero agradecerle por estas palabras a mi tío por llevarme esa tarde, por hacerme ese regalo tan maravilloso, que era estar con mis ídolos. Las lágrimas se caen, pero no importa: son lágrimas de hombre, los que realmente saben amar.

Pasaban los años, y mis vecinos me decían que mi equipo era como el "caballo inglés": siempre partía bien, y se quedaba a mitad de camino. Y así se daba.

Para el '90 ya no estaba Nazar, pero yo ya no era delantero. Era arquero, y el nuevo ídolo se llamaba Nicolás Villamil. Y ese año fue especial.

Se hizo una campaña normal, quedando en sexto lugar, lo que alcanzaba para clasificar a la liguilla de Copa Libertadores, con Universidad Católica, O'Higgins y la Unión Española. El comienzo no pudo ser peor, perdiendo 4 a 0 con los cruzados (como odié al "Coke" Contreras ese partido). En el preeliminar, O'Higgins había ganado 1 a 0 a la Unión.

El día Viernes siguiente (la primera fecha fue Martes), Concepción goleó a O'Higgins por 3 a 0, con gran actuación del "Schopper" Castillo. Todo esto era en Santiago, pero nadie me sacaba de la radio a la hora del partido. De fondo, la Unión ganó 3 a 0 a la UC, por lo que todo quedaba empatado.

El domingo apareció el otro ídolo: Juan Carlos Almada, quien le anotó uno de los dos goles a la Unión Española, en el 2 a 0, que resultaría vital. Pero ser lila, significa saber sufrir, y solamente Concepción pordría jugar la Copa Libertadores por primera vez. Y un milagroso empate a dos, dejó a los lilas siendo internacionales.

Lo demás, es historia conocida, es historia, de la que constuyen los grandes.

Concepción ha sido mi vida... He reído, he llorado... He conocido el dulce sabor de la victoria, y he mordido el polvo más amargo de la derrota, pero en definitiva, he vivido por este club...

Y es algo difícil de describir, que puedo llegar a dejar todo botado por el Conce, porque mi corazón tiene un león... Porque mi sangre, tiene color lila... Porque mi alma lleva una camiseta... Porque nada me alegra más que ver al Conce, que ganar... Que ser lila...

Un orgullo tremendo... Que solamente los lilas como yo lo pueden sentir, mas nunca describir... Porque los sentimientos no se explican... Tú solamente amas... Y así amo al Conce...

Y así vivo...

Y este es mi orgullo, mi gran valor... En ser hincha del león...

"Y cuando yo me muera, yo quiero mi cajón, pintado color lila, como mi corazón"

Texto dedicado a las personas que hicieron posible el que yo haya sido lila: Mi tío Mingo, mi tío Nine, y mi tío Oscar (QEPD), más mi mamá, que aunque no le guste el fútbol, igual me llevaba al estadio.
También dedicado a mis amigos del estadio, Alejo, Eduardo Poblete, René, Don Lucho, Mettig, y mi primo Oscar.
Y finalmente, a las personas que han alegrado mi vida, los jugadores, representados por: Eduardo Nazar, Nicolás Villamil, Juan Carlos Almada, Héctor Adomaitis, Luis Guajardo, Jorge "Coke" Contreras, Diony Guerra, José Horacio Lugo, Claudio Mele, Daniel Campos (que no es ídolo, pero es mi amigo), Carlos Navarro Montoya, Marco Bautista, Fernando Cavallieri, y sobre todo, Cristian Montecinos.